18- La ciudad de los demonios

Debemos 62 euros en un Night Club de Pat Pung, en Bangkok.
Sirva como excusa, torpe pero cierta, que yo nunca he pagado por piel ajena y que entre mis humildes intenciones esta la de mantener esta actitud, al menos de momento.
Pero es cierto tambien que la curiosidad ocupa demasiado en mi caracter y ocurre que la curiosidad en Bangkok parece llevarte siempre al mismo sitio: la dichosa pelotita de ping pong.
En el mercado nocturno de Pat Pong puedes comprar unos relojes mas falsos que judas, unas camisetas Custo, unas estrellas ninja y todas las fantasías sexuales que uno pueda atreverse a imaginar. El listado de las fantasías que se ofrecen por el módico precio de 2 euros la cerveza, look free, incluye: la famosa pelotita que sale disparada varios metros, la banana proyectil, la bengala movil, el cigarro que se le trago el mounstro marino y luego expulsa el humo dentro de una botella (de coca cola, para ser mas exactos), las cuchillas de afeitar que...
Asi que, al vigésimo noveno tai que nos entró para intentar timarnos, a ese, le dijimos que sí, y allí fuimos guiados, como corderitos al matadero, subiendo una empinadas y estrechas escaleras que deberian subirte, eso prometían, al cielo y que terminaron precipitandonos al infierno.
El local tenia una plataforma central donde bailaban media docena de mujeres en top less. Nos acomodamos en un lateral y nos sirvieron nuestras cervezas. El problema fue que al instante se acercaron 7 mujeres que nos rodearon por completo, pusieron sus vasos junto a nuestras pobres cervezas y sus manos en nuestra entrepierna. Nuestro mosqueo subía de grado mientras alguna mujer se afanaba en el numerito de la bengala, otra en el cigarrillo y otra en las cuchillas, así que pedimos la cuenta. Pero los 4 € por las 2 cervezas y sus sonrisas y amabilidad se transformaron en 66 € y en caretos muy, muy malos. Hubo que mostrarse sobradamente convincentes para pagar solo los 4 € y salir por patas de aquel garito.
De regreso a nuestro hotel en tuk tuk nuestras risas estimularon la noche.
No hay fotos, comprendereis, asi que cuelgo esta en la que los monjes budistas nos dan la espalda (ellos sabrían lo que estaba a punto de ocurrir)